Viernes 30. Pekín 3

Hoy sólo he tenido medio día de Lin (guía), así que he visto menos cosas, pero más relajadamente.
A primera hora fuimos al Templo del Cielo. No sólo es un templo en sí, ahora también es un parque enorme. Algo así como el Central Park de Pekín que es lugar de esparcimiento (expresión cursi) de muchos Pekineses, sobre todo de jubilados. Hay jubilados jugando a las cartas, haciendo taichí, cantando... También hay alguna mujer calcetando como las de Ortiz. Otros están jugando a una mezcla de fútbol-bádminton o "pasa la pluma" muy curioso. Pero sobre todo lo que más hay es grupos de jubilados bailando guiados por un monitor y pasándolo genial.
Bueno, aún no he contado nada del templo. El edificio principal es circular con tres aleros y las tejas pintadas de azul fuerte. Es el lugar donde el emperador adoraba al dios del cielo en la noche del solsticio de invierno. Hay también otros edificios donde se guardaban los elementos litúrgicos y un altar-terraza de mármol muy grande.
Me encantó el sitio. Muy recomendable.
Cuando me dejó Lin fui al parque del Templo de la Tierra. Aunque suene parecido y en principio fuese construido como complemento del anterior, el ambiente, al menos hoy, no tiene nada que ver. Es una mezcla del rastro de La Latina con la feria de Cambre. En puestos allí instalados venden de todo: ropa, especias y también comida típica. Prácticamente en gallego conseguí comprar unos pinchos de carne, buñuelos de viento y una tortita con algún tipo de verdura y huevo dentro. Todo muy sano.
Vine a casa y me eché la siesta.
Por la tarde fui paseando a un "hutong" o calle estrecha con casas típicas de Pekín, en este caso todas convertidas en tiendas. Con lo que a mí me gustan las compras, tardé poco y ahora ya estoy otra vez en casa. ¡Listo para el fin de semana!