Después de desayunar, fuimos a la plaza de Tiananmen, a repasar. Es enorme, e impresiona de cada vez. Allí están la entrada principal a la Ciudad Prohibida, la Asamblea, el mausoleo de Mao y el Museo Nacional.
La calle de Qianmen está muy cerca de lo anterior. Es un calle peatonal y con edificios restaurados de estilo antiguo. Están las tiendas más concurridas de Pekín, entre ellas, una de Zara.
La Torre del Tambor y de la Campana están relativamente cerca de la Cuidad prohibida. Desde ellas se marcaban antiguamente las horas. Subimos a ver sus respectivos instrumentos. Las escaleras nos ayudaron a repasar los músculos, por sí ayer en la muralla no habíamos tenido suficiente.
Comimos en un bar pequeñito cerca del hotel muy típicamente local: dumplings, arroz...
Tomamos un te cerca de allí pero en un sitio modernillo, en unos sofás, relajados.
Finalmente nos fuimos al aeropuerto, el avión salió con algo de retraso y llegamos a casa sobre la una.
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