Nos levantamos muy prontito (6:00) y nos fuimos al aeropuerto.
El vuelo a Bangkok bien. Sin retraso ni problemas.
Nada más llegar, la bofetada de calor fue importante.
Vinimos al hotel y después de dejar las cosas en la habitación nos fuimos a comer en una terracita. ¡Por lo menos tenía ventiladores por todas partes!
La comida muy rica: arroz al curry, saquitos fritos, gambas rebozadas y calamares en salsa.
Por la tarde, vinimos un rato a la piscina y después no fuimos de paseo. Las calles de al lado del hotel rebosan de actividad: mercadillos, masajes, restaurantes..
Por la noche la actividad es aún mayor y las calles se llenan además de música.
Cenamos pescado a la parrilla que hacen en la propia calle.
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